martes, 22 de septiembre de 2009

Prólogo...

Así empieza la historia... Prólogo

Un día el mundo dejó de funcionar.
Como un reloj que ya no cambia de hora o un canto que ya nadie escucha, el mundo, un día se hizo desierto.
Desde ese día todos se olvidaron de la brisa del mar y el aroma del bosque. Unos pocos recordaban todavía la felicidad de leer un libro bajo la sombra de un árbol o la intensidad del aroma de una flor, pero a nadie le gustaba pensar en la felicidad porque, como todos saben, siempre está dos pasos más lejos que el horizonte.
A mí me llaman Cardón, Señor Cardón, y soy una clase de cactus que anda siempre con los brazos en alto. ¿Y por qué los tengo siempre en alto? Porque estoy todo lleno de espinas y si abrazara a alguien lo dejaría como a un puercoespín. Pero nunca tuve que preocuparme por eso porque, a decir verdad, nunca tuve a quién abrazar: en el desierto no hay lugar para los amigos…
Aunque en realidad podría decirse que no estuve solo todo este tiempo. Desde que el mundo es desierto y tal vez desde antes tengo la compañía de un montículo de piedras llamado Pierre que no es en realidad una verdadera compañía porque siempre está de mal humor y raras veces me dirige la palabra. Muchos dicen que así son las piedras, pero sólo conozco a Pierre y sé que en el fondo es buena gente; un extraño compañero para una aventura que cambió por completo nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario